Como todas la semanas, la actualidad económica financiera ha tenido diversas aristas. Algunas de ellas van a ser objeto de comentario en "La bolsa y la Vida" de esta semana. Hablaremos de la oferta realizada por el grupo IAG para comprar la compañía aérea Vueling, y recordaremos que de IAG forma parte Iberia... y que esta quiere suprimir más de 3.000 empleos.
La bolsa y la Vida (09/03/13)
Otra arista de la actualidad viene marcada por la pretensión de limitar los sueldos, tanto fijos como variables, de los ejecutivos de las entidades financieras. En Suiza la medida ha sido aprobada en Referéndum por la población y en la Unión Europea están discutiendo su adopción los Ministros de Economía con las reticencias del Reino Unido que quiere preservar los intereses de la City londinense como primera plaza financiera europea.
Seguimos sumando aristas y nos encontramos, una semana más, con vaticinios sobre la duración de la crisis. Cada cual dice lo que le parece y esta cacofonía demuestra que nadie tiene muy claro de cuando se va a terminar. Nos preguntamos: si no tienen repajolera idea, ¿Para qué hacen vaticinios como si en vez de expertos fueran "reputados videntes" de los que aparecen en las programaciones televisivas de madrugada?
Ahora vienen dos de las aristas que más duelen. Las retribuciones de las personas que forman parte de los Consejos de Administración de las principales empresas españolas han subido un 5% en el último año. Mientras tanto, los sueldos del 99,9% restante de la población siguen disminuyendo y perdiendo poder adquisitivo. Eso sí, esas personas tienen la suerte de conservar su empleo pero el paro sigue creciendo día a día. Por otro lado, se ha dado a conocer la lista de la personas más ricas del mundo y volvemos a asistir a un desvergonzado carnaval de cifras astronómicas acumuladas por unas pocas personas, mientras millones mueren de hambre en el mundo.
Nos preguntamos si esas personas y sus familias no podrían vivir holgadamente con la "módica" cantidad de 1.000 millones de dolares y nos imaginamos lo que podría hacerse con el resto de dinero que acumulan para acabar con el hambre y otras lacras que asolan el Planeta. No se trata de que estas personas hagan caridad y beneficencia con el dinero que acumulan, es algo más profundo: que la riqueza esté mejor repartida para que la inmensa mayoría de los habitantes del mundo puedan tener un mínimo bienestar.
Finalizaremos recomendándoles un libro titulado "Salvemos el Euro", editado por Anaya y cuyo autor, Christian Felber, es un viejo conocido de los que nos siguen. Para ser transparentes, añadiremos que el mismo está prologado por Paco Álvarez. Conocidas son de todos los que habitualmente nos siguen las coincidencias entre el modelo económico del "bien común" que difunde Felber con lo que Paco Álvarez llama modelo económico de "abajo a arriba". Más allá de quién haya escrito el prólogo, lo interesante es que las propuestas de Felber son de aplicación inmediata y contribuirían a que la moneda compartida por 17 países se conviertiera en un instrumento de creación de bienestar para la población de esos países y del resto del mundo.
Recordarles que nos pueden seguir también en la nueva web "La bolsa y la Vida", en Facebook y en Twitter. Las consultas, dudas, sugerencias o quejas pueden enviarlas a: noledigasamimadre@gmail.com .
1 comentario:
Por supuesto, Paco, si la riqueza del planeta estuviera repartida equitativamente, otro gallo nos cantaría...
Pero no bastaría con poner unas condiciones de partida equitativas (como repartir a todos los jugadores una misma cantidad inicial de dinero), sino que es preciso que la equidad se mantenga también después, que no se pueda acumular en perjuicio de los demás. Y aunque se puedan poner parches legales (difícil, porque se los autoimpondrían los mismos que ya tienen una situación privilegiada), la solución definitiva solo vendrá cuando superemos la creencia limitante de que esto de la vida es un juego en el que tenemos que competir despiadadamente quitando a los demás lo suyo, para aumentar lo nuestro: esto solo nos produce la idea de que el mundo es limitado y genera el temor de que nos quiten lo "nuestro" (¿cómo que "nuestro", si no es ni nuestro, sería en todo caso un préstamo que nos hace el planeta).
Es urgente rearmarnos de valores y sentir que creemos en la cooperación, la solidariadad y la interdependencia entre todas las formas de vida. Ese día llegará, seguro, pues no puede haber otro futuro que no sea ese. La única duda es saber cuándo.
Pero esperamos verlo nosotros.
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