viernes, 14 de noviembre de 2008

Los Amos del Mundo

En vísperas de la denominada por unos 'cumbre de refundación' y por otros 'cumbre del maquillaje', dos espacios de difusión de la cultura financiera como la bitácora 'No le digas a mi madre que trabajo en Bolsa' y el espacio de RNE 'La Bolsa y la vida' no podían dar de espaldas a ese acontecimiento político-económico-mediático.

He repetido en estas últimas semanas que, más allá del acto protocolario de la reunión de los mandatarios del G-20 con las fotos de rigor, lo importante estaba en los trabajos previos que las distintas delegaciones han llevando a cabo y los trabajos que dichas delegaciones seguirán realizando en el futuro. Esperemos que esos trabajos sean fructíferos y den respuestas concretas a los grandes desafíos que el sistema económico y financiero tienen. Que habrá 'Declaración de la cumbre' ya lo sabemos, que la misma vaya más allá de formulaciones genéricas y describa vias de soluciones concretas, es lo deseable, pero no esperemos milagros. No los habrá.
A mis escuchantes y a mis lectores les recomiendo en estas vísperas varias tareas:
  • Visionar , o revisionar, el vídeo de Annie Leonard 'La historia de la cosas' que creo que contiene algunas claves de lo que habría que cambiar para que el mundo mejore
  • Visionar, o revisionar, los vídeos de la serie 'Voces contra la globalización' que emitió La 2 a finales de 2006 y principios de 2007 que son accesibles vía 'Otro mundo es posible'
  • Leer el artículo 'Los amos del mundo' que Arturo Pérez-Reverte publicó en el suplemento dominical 'El semanal' del 15 de Noviembre de 1998..., 10 años atrás..., autoría que nos ha sido confirmada por su agente literario.Cualquier parecido con la realidad... ya saben que es pura coincidencia o fruto de la calenturienta mente del autor.
Mañana sábado 15 hablaremos en 'La Bolsa y la vida' del modelo económico actual y de la cumbre.


LOS AMOS DEL MUNDO

Usted no lo sabe, pero depende de ellos. Usted no los conoce ni se los cruzará en su vida, pero esos hijos de la gran puta tienen en las manos, en la agenda electrónica, en la tecla intro del computador, su futuro y el de sus hijos.

Usted no sabe qué cara tienen, pero son ellos quienes lo van a mandar al paro en nombre de un tres punto siete, o un índice de probabilidad del cero coma cero cuatro.

Usted no tiene nada que ver con esos fulanos porque es empleado de una ferretería o cajera de Pryca, y ellos estudiaron en Harvard e hicieron un máster en Tokio, o al revés, van por las mañanas a la Bolsa de Madrid o a la de Wall Street, y dicen en inglés cosas como long-term capital management, y hablan de fondos de alto riesgo, de acuerdos multilaterales de inversión y de neoliberalismo económico salvaje, como quien comenta el partido del domingo.

Usted no los conoce ni en pintura, pero esos conductores suicidas que circulan a doscientos por hora en un furgón cargado de dinero van a atropellarlo el día menos pensado, y ni siquiera le quedará el consuelo de ir en la silla de ruedas con una recortada a volarles los huevos, porque no tienen rostro público, pese a ser reputados analistas, tiburones de las finanzas, prestigiosos expertos en el dinero de otros. Tan expertos que siempre terminan por hacerlo suyo. Porque siempre ganan ellos, cuando ganan; y nunca pierden ellos, cuando pierden.

No crean riqueza, sino que especulan. Lanzan al mundo combinaciones fastuosas de economía financiera que nada tienen que ver con la economía productiva. Alzan castillos de naipes y los garantizan con espejismos y con humo, y los poderosos de la Tierra pierden el culo por darles coba y subirse al carro.

Esto no puede fallar, dicen. Aquí nadie va a perder. El riesgo es mínimo. Los avalan premios Nóbel de Economía, periodistas financieros de prestigio, grupos internacionales con siglas de reconocida solvencia.
Y entonces el presidente del banco transeuropeo tal, y el presidente de la unión de bancos helvéticos, y el capitoste del banco latinoamericano, y el consorcio euroasiático, y la madre que los parió a todos, se embarcan con alegría en la aventura, meten viruta por un tubo, y luego se sientan a esperar ese pelotazo que los va a forrar aún más a todos ellos y a sus representados.

Y en cuanto sale bien la primera operación ya están arriesgando más en la segunda, que el chollo es el chollo, e intereses de un tropecientos por ciento no se encuentran todos los días. Y aunque ese espejismo especulador nada tiene que ver con la economía real, con la vida de cada día de la gente en la calle, todo es euforia, y palmaditas en la espalda, y hasta entidades bancarias oficiales comprometen sus reservas de divisas. Y esto, señores, es Jauja.

Y de pronto resulta que no. De pronto resulta que el invento tenía sus fallos, y que lo de alto riesgo no era una frase sino exactamente eso: alto riesgo de verdad.

Y entonces todo el tinglado se va a tomar por el saco. Y esos fondos especiales, peligrosos, que cada vez tienen más peso en la economía mundial, muestran su lado negro. Y entonces, ¡oh, prodigio!, mientras que los beneficios eran para los tiburones que controlaban el cotarro y para los que especulaban con dinero de otros, resulta que las pérdidas, no.
Las pérdidas, el mordisco financiero, el pago de los errores de esos pijolandios que juegan con la economía internacional como si jugaran al Monopoly, recaen directamente sobre las espaldas de todos nosotros.

Entonces resulta que mientras el beneficio era privado, los errores son colectivos, y las pérdidas hay que socializarlas, acudiendo con medidas de emergencia y con fondos de salvación para evitar efectos dominó y chichis de la Bernarda. Y esa solidaridad, imprescindible para salvar la estabilidad mundial, la paga con su pellejo, con sus ahorros, y a veces con su puesto de trabajo, Mariano Pérez Sánchez, de profesión empleado de comercio, y los millones de infelices Marianos que a lo largo y ancho del mundo se levantan cada día a las seis de la mañana para ganarse la vida.

Eso es lo que viene, me temo. Nadie perdonará un duro de la deuda externa de países pobres, pero nunca faltarán fondos para tapar agujeros de especuladores y canallas que juegan a la ruleta rusa en cabeza ajena.

Así que podemos ir amarrándonos los machos. Ése es el panorama que los amos de la economía mundial nos deparan, con el cuento de tanto neoliberalismo económico y tanta mierda, de tanta especulación y de tanta poca vergüenza.

Arturo Pérez-Reverte
'El Semanal'.
15 de Noviembre de 1998



3 comentarios:

Anónimo dijo...

Querido Paco:

¿Qué más se puede añadir a tan acertada reflexión? Lo que más me gusta es que D. Arturo no tiene pelos en la lengua, y le llama "al pan, pan y al vino, vino..." Un valiente, sí señor, que no se esconde en falsas correciones políticas.

Gracias por tus aportaciones al blog.

Carmen

Anónimo dijo...

¡Diez años antes y ya se preveía lo que iba a pasar!

¿En que locura nos han embarcado los amos del mundo? y lo que es aún peor ¿a que puerto mortal nos quieren hacer llegar?

Anónimo dijo...

Desgraciadamente, el pueblo (me refiero a toda la gente de todos los paises)no se informa sobre lo que nos espera, estan viviendo la vida como simples animalitos programados por los medios de comunicación y no se dan cuenta que el pueblo, los trabajadores del mundo somos la fuerza mas grande en este planeta.